Concurrentes: El mito de Sísifo

Dr. Carlos H. Plotkin Jefe Docencia e Investigación. Hospital Oftalmológico Santa Lucía, Buenos Aires, Argentina. Vicepresidente de la SAO

Dr. Carlos H. Plotkin
Jefe Docencia e Investigación.
Hospital Oftalmológico Santa Lucía, Buenos Aires, Argentina.
Vicepresidente de la SAO
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La inserción adecuada de los concurrentes dentro del sistema de capacitación municipal constituye todavía un problema no resuelto.
Estamos de acuerdo en que la residencia es el mejor camino, y el más corto para completar la formación médica y culminar una especialización, pero, existe una segunda oferta, la concurrencia, un poco devaluada y algo desprestigiada, cuya población se cuenta por miles y regida por una resolución que nos recuerda al perro de hortelano.
En efecto, sometido a presiones de todo tipo y con un destino incierto, el concurrente que tiene en su poder el título y la matrícula que lo acredita como profesional no puede ejercer su función porque carece del respaldo jurídico necesario para asistir a un enfermo.
Entonces ¿para que otorgar el título? ¿Para qué matricular?
Toda especialización requiere naturalmente una capacitación pero ésta es impensable si no incluye la actividad asistencial. Es como si quisiéramos enseñar a manejar dibujando la palanca de cambios sin sentar al alumno en un automóvil. Por eso decimos que en la formación del concurrente debe estar la asistencia al paciente.
A su debido tiempo, y con una supervisión adecuada lo cierto es que la posibilidad de esta práctica debe ser ofrecida; el título y la matrícula habilita legalmente para ello.
Hasta aquí el cómo.
Ahora, pensemos acerca del dónde ya que si de capacitar se trata hay que decir que no todos los servicios de oftalmología en el ámbito municipal están en condiciones de formar concurrentes porque si bien cuentan con un plantel médico idóneo, carecen de la infraestructura necesaria.
El exámen oftalmológico no es sólo un cartel de pruebas y lámpara. Hoy es necesario la OBI, la RFG, el HAT para mencionar de modo abreviado entre otras algunas de las siglas posibles. Pero además es indispensable contar con los medios quirúrgicos: (un buen microscopio, faco vitréctomo, entre otros instrumentos).
Para tratar un ojo (un paciente con un ojo) como se merece, de modo lamentable, estas deficiencias conspiran para una capacitación adecuada y equitativa.
Tal vez, sería una sensación ideal promover un programa teórico general para todos los concurrentes. Me refiero a una rotación común por las distintas subespecialidades en los mejores servicios y recién en los dos últimos años, idealmente la asignación definitiva a un hospital de acuerdo al orden de méritos.
De este modo se completan los cinco años de la concurrencia dentro de un programa que, puliendo algunos detalles, otorgaría igual oportunidad para todos.